La sanidad española está constatando un aumento de casos deherpes zóster, conocido también como el fuego de san Antonio, una erupción en forma de graniza o ampollas en la piel causada por el mismo virus de la varicela. Y aquí es donde tiene su origen: después de pasar la varicela, su agente patógeno se mantiene dentro de nuestro organismo y, aunque suele resultar inofensivo, puede que en algún momento reaparezca en forma de herpes zóster.
Los casos son más habituales en personas con un sistema inmunitario más vulnerable y la probabilidad de contraerlo aumenta con la edad. La casuística muestra que afecta en torno al 30% de la población, especialmente después de los 50 años.
Vacunación
Los principales síntomas del herpes zóster son un dolor agudo y escozor, a los que se les puede sumar una sensación de hormigueo. También puede provocar fiebre, cefaleas y escalofríos. Si no se soluciona el problema, el siguiente síntoma al aparecer es una erupción de ampollas que suele manifestarse en aproximadamente dos semanas.
Aunque en principio no es una enfermedad contagiosa, sí es posible transmitir el virus a través de las granizas una vez han salido las botellas, sobre todo a las personas que no hayan pasado la varicela. Por este motivo conviene mantener tapadas las ampollas.
Aunque no hay una medicación específica para el herpes zóster, suele recurrirse a los medicamentos antivirales para reducir el impacto y la duración de los síntomas. También hay una vacuna que contribuye a prevenir la enfermedad y que está indicada para personas mayores de 50 años.