Caos en la frontera rusa con Ucrania después de una incursión relámpago
Caos en la frontera rusa con Ucrania después de que dos grupos de milicianos hayan atacado este lunes a varios pueblecitos de la región de Belgorod en una incursión relámpago desde territorio ucraniano. Al menos una mujer murió y otras ocho personas resultaron heridas, según las autoridades regionales. El Kremlin ha acusado a Ucrania de organizar una operación de «sabotaje» en territorio ruso para desviar la atención del frente oriental, donde los mercenarios del grupo Wagner y las tropas regulares rusas han capturado la práctica totalidad de la ciudad de Bakhmut. En medio de la evacuación de cientos de civiles de la región, el ejército ruso ha organizado una “operación antiterrorista” para eliminar a los insurgentes.
El gobernador de Belgorod, Vyacheslav Gladkov, ha confirmado este dimatys que la situación todavía no está bajo control en el distrito de Grayvoron, que hace frontera con la región ucraniana de Sumi. «Sigue la limpieza del territorio por parte del Ministerio de Defensa y las fuerzas de seguridad», ha dicho en un mensaje a Telegram. “Cuando sea seguro volver, avisaremos de inmediato a los residentes”. Varios analistas, como el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), aseguran que la incursión ha cogido por sorpresa al ejército ruso y que el movimiento puede ser una estrategia para tensar aún más a las tropas rusas y obligar a Moscú a repartir sus soldados para proteger la frontera sur del país.
Kiiv se hace el adorno y dice no saber ser del ataque
Kiiv negó estar detrás del ataque, que generó mucha confusión y nerviosismo entre las autoridades rusas. Los servicios de inteligencia británica confirmaron los incidentes, pero matizaron que desconocen la identidad de los atacantes. El gobierno ucraniano ha atribuido la incursión a dos grupos de milicianos rusos que luchan junto con el ejército ucraniano –el Cuerpo de Voluntarios Rusos y la Legión Libertad de Rusia–. Sin embargo, lo cierto es que Kiiv ha alimentado la confusión en torno al incidente, ya que en las imágenes de la incursión difundidas en las redes se pueden ver vehículos blindados donados por países de la OTAN que participan de los combates. Tampoco ha habido una condena de los hechos porque, en realidad, es una maniobra que juega a su favor.
«Quieren desmilitarizar aquella parte de Rusia», ha dicho Yuriy Sak, un asesor del Ministerio de Defensa ucraniano. El gobierno de Volodímir Zelenski ha aprovechado el incidente para repetir las excusas que el Kremlin utilizó durante la invasión de Crimea en 2014, cuando fingieron que la entrada de tanques y blindados en la región ucraniana era parte de un movimiento de liberación local. “Ucrania sigue de cerca los acontecimientos en la región de Belgorod con interés y estudia la situación, pero nada tiene que ver”, decía este lunes Mykhailo Podolyak, asesor de la oficina de Zelenski. «Como sabéis, en cualquier tienda militar rusa se pueden comprar tanques y los grupos de milicianos están formados por ciudadanos rusos».
La incursión, además de ser un duro golpe en la política de seguridad de Rusia y de Vladimir Putin, es un movimiento estratégico que, más allá del grado de participación del ejército ucraniano o de sus servicios de inteligencia, ayuda Kiiv a lanzar la contraofensiva que lleva meses preparando. Los expertos aseguran que el éxito de un ataque a gran escala depende de la capacidad del ejército ucraniano de saber crear distracciones y maniobras falsas a lo largo de todo el frente para obligar a Rusia a defender cada vez más kilómetros de territorio.