Elácido docosahexaenoico (DHA) está asociado con una mayor capacita de atención selectiva y sostenida en adolescentes, mientras que elácido alfa-linolénico (ALA) está asociado con una menor impulsividad, según un estudio coliderado por ISGlobal y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV). Los resultados confirman la importancia de tener una dieta que aporte cantidades suficientes de esos ácidos grasos insaturados para un desarrollo cerebral saludable. Durante la adolescencia tienen lugar importantes cambios estructurales y funcionales en el cerebro, sobre todo en la zona prefrontal, que juega un importante papel en el control de la atención. El DHA es el más abundante en el cerebro y particularmente en la zona prefrontal.
El propósito del estudio fue determinar si un mayor consumo de DHA y de ALA estaba asociado a una mayor capacidad de atención en un grupo de 332 adolescentes de distintos colegios de Barcelona. Los participantes se sometieron a pruebas informatizadas que miden tiempo de reacción para determinar capacidad de atención selectiva y sostenida, capacidad de inhibición frente a estímulos de distracción e impulsividad.
También respondieron a una serie de preguntas sobre hábitos dietéticos y dieron muestras de sangre para analizar niveles de DHA y ALA en glóbulos rojos.
Los resultados muestran que mayores niveles de DHA se asocian con mayor capacidad de atención selectiva y sostenida, y de atención inhibitoria. En cambio, el ALA no se asoció con capacidad de atención, pero sí con una menor impulsividad. La primera autora del estudio, Ariadna Pinar-Marti, apunta que este hallazgo puede ser clínicamente relevante, puesto que la impulsividad es una característica de diversas afectaciones psiquiátricas, como el TDAH.
El investigador del IISPV Jordi Júlvez apunta que se necesitan más estudios para confirmar una causa-efecto entre la mayor presencia de DHA y los efectos en la atención, así como para entender el rol del ALA. En cualquier caso, los investigadores apuntan que los hallazgos se suman a la evidencia ya existente sobre el beneficio de consumir pescados grasos (la principal fuente de DHA) en momentos en que el cerebro se está desarrollando en su máxima sofisticación antes de conseguir la adultez.
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