Descubren un nuevo mecanismo que regula el reloj biológicohormona que controla la sensación de la saciedad. El Grupo de Investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (DIAMET), del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IIPSV) y vinculado al Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, ha publicado un estudio que pone el foco en el papel del metabolito succinado y su relación con la leptina, hormona que regula la sensación de saciedad. Según los investigadores, este «avance científico» representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad y abre las puertas a futuras investigaciones sobre otras funciones metabólicas del succinato, así como a la exploración de terapias que permitan restaurar este mecanismo.
El estudio publicado en la revista Cell Metabolism ha permitido conocer el mecanismo a través del cual los adipocitos (las células que principalmente componen el tejido adiposo o grasa corporal) producen la leptina, una de las principales hormonas que regula la sensación de saciedad . De hecho, la investigación ha identificado que este nuevo mecanismo regula el reloj biológico de las células de la grasa. Actualmente, se conoce que los adipocitos tienen un reloj interno propio (independiente de factores externos como la luz), imprescindible para que el tejido adiposo haga correctamente sus funciones.
Desde el descubrimiento histórico de la leptina como hormona secretada por los adipocitos en la década de 1990, que supuso un cambio de paradigma, no se habían hecho avances significativos en cuanto al proceso de producción de esta hormona en el tejido adiposo, según indican desde la Universidad Rovira i Virgili (URV). «Representa un hito muy significativo no sólo desde el punto de vista fisiológico -ya que mejora la comprensión de los procesos biológicos que controlan el peso corporal-, sino también desde el punto de vista del abordaje de enfermedades metabólicas como la obesidad», añaden los expertos. Esta investigación ha recibido más de un millón de euros de la Fundación «la Caixa» y de la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación).
«Si todo funciona correctamente, cuando comemos, los niveles de leptina en sangre aumentan. Esta hormona es la responsable de enviar la señal de saciedad a nuestro cerebro», ha señalado la responsable del grupo DIAMET, Sonia Fernández-Veledo. La investigadora ha apuntado que, el caso de las personas con obesidad se produce más leptina que en las personas que están delgadas: «Las personas con obesidad tienen el mecanismo de saciedad alterado. Nuestro estudio no sólo demuestra el mecanismo por el que los adipocitos producen leptina, sino también por qué la grasa de las personas con obesidad lo hace de forma excesiva».
El succinato, clave en este proceso
Según los expertos, el succinato, un metabolito energético que también actúa como una hormona a través de su receptor SUCNR1, desempeña un papel «muy relevante en todos estos procesos». Durante muchos años, a este metabolito se le ha atribuido un papel principalmente inflamatorio, además de identificarlo como biomarcador de la disfunción metabólica en enfermedades como la obesidad y la diabetes. Sin embargo, en los últimos años, el grupo DIAMET ha demostrado que éste es un sistema complejo, ya que los niveles de succinato también aumentan (aunque de forma transitoria) en algunas situaciones fisiológicas, como cuando ingerimos alimentos.
Según Fernández-Veledo, es en este contexto donde creen que el succinato -a través de su receptor SUCNR1- «regula de forma natural la homeostasis energética, es decir, las funciones internas de nuestro organismo que controlan que haya un equilibrio entre la ingesta y el gasto energético». El estudio demuestra que uno de los mecanismos es a través de la producción de leptina. «Pero, anticipamos que tendrá otras funciones fisiológicas, actuando en otros tejidos. Además, demostramos que el succinato determinaría las oscilaciones de la leptina a lo largo del día mediante el control del reloj biológico de los adipocitos. En las personas con obesidad, éste mecanismo está hiperactivado, lo que explicaría, en parte, los niveles elevados de leptina», ha dicho la investigadora.
Por todo ello, los investigadores han destacado que se trata de un avance científico que representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad y que abre sus puertas a nuevos estudios destinados a investigar no sólo otras funciones metabólicas del succinato, sino también en explorar terapias que permitan restaurar este mecanismo, consiguiendo que sus niveles, así como los de la hormona leptina, puedan ser estabilizados y recuperen su papel de regular la sensación de saciedad.
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