Detectar uno cambio de color de la grasa corporal que rodea el intestino puede ayudar a dar un salto en la lucha contra el diagnóstico y el tratamiento farmacológico de pacientes que padecen enfermedades inflamatorias, como el Crohn. Un estudio liderado por los grupos del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV), Diamed e IBODI, ha descubierto que el tejido adiposo -la grasa corporal- de la mucosa intestinal experimenta un proceso de cambio en su color a raíz de la enfermedad, pasando de blanco a beige. Esta transformación provoca un aumento de la temperatura abdominal, un síntoma que puede detectarse a través de una cámara termografía. Esta nueva herramienta diagnóstica es menos invasiva y permitirá ayudar en el seguimiento y control de la enfermedad.
La investigadora del grupo del IISPV, Carolina Serena, destaca que tener mucho tejido adiposo de color beige protege al organismo ante la obesidad, la diabetes o enfermedades inflamatorias. Esto es beneficioso para la salud, ya que el cuerpo formaría de esta grasa parda para intentar disminuir la inflamación que sufren los enfermos de Crohn. De hecho, explica que la conversión del color, conocido en el ámbito científico como el ‘browning’, podría producirse por dos factores. El primero por el aumento de un metabolito que producen las bacterias intestinales. «No sólo hemos descubierto que existe esta grasa marrón en los enfermos de Crohn, sino que hemos descubierto quién puede ser el causante de esta conversión de la grasa blanca a marrón, que sería un metabolito, producido por la microbiota intestinal, que es el succinado», ha remarcado. Esto constituye un indicador para el diagnóstico del Crohn.
La investigadora también remarca que el grupo DIAMET había demostrado previamente que en pacientes de Crohn, las bacterias de la microbiota intestinal se esparcen por la gran permeabilidad de sus paredes. «El intestino debería ser algo sellado y estos pacientes se les abre un poco y se pueden escapar bacterias. Esto es muy peligroso porque puede causar una sepsis, una infección extrema que puede ser mortal», subraya. Precisamente, una de las funciones de la grasa que rodea el intestino de estos enfermos es proteger el mismo cuerpo para que estas bacterias no acudan al torrente sanguíneo. Pese a que esta grasa hace de barrera para que no se esparzan las baterías, Serra indica que tiene una parte negativa, dado que esta grasa contribuye a la inflamación.
El equipo de investigadores también ha descubierto que el aumento de la temperatura abdominal en pacientes con esta enfermedad activa puede ser un indicador de mayor presencia de este tejido adiposo de color beige. Así, a través de una cámara térmica, se identifica el incremento de temperatura, lo que contribuirá tanto al seguimiento como al control del tratamiento farmacológico. «Es una técnica no invasiva y poco cara, con sólo hacer una fotografía, con dos minutos, entonces vemos que los enfermos cuando están activos tienen muy aumentado esta temperatura abdominal, que es cuando veríamos en el ámbito celular este aumento del tejido adiposo beige y, cuando están en remisión desaparece ese aumento de la temperatura, indicando que el fármaco está funcionando bien», especifica Serena.
La experta afirma que tanto el descubrimiento del cambio de color de la grasa corporal como del uso de la cámara térmica puede tener una repercusión terapéutica. «Queremos ver si el aumento de esta grasa hace que estos enfermos entren en remisión. La enfermedad de Crohn hay períodos que tienen brotes con actividades y períodos con remisión y no sé sabe tampoco muy bien porque hay estos períodos, estos enfermos no se curan nunca sino que tienen estos altibajos, ahora debemos descubrir si este tejido marrón está ayudando a que haya un período después de la remisión o cuál es su función, por eso, seguimos con estudios para acabar de averiguarlo», indica.
El estudio lo han realizado un equipo formado por miembros del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV), la Universidad Rovira i Virgili (URV), el Hospital Universitario Joan XXIII, el Hospital Vall d’Hebron y el CIBERDEMO. En el caso de la prueba piloto de la cámara térmica, han participado 24 pacientes, mientras que en el estudio de las células madre se han tomado muestras de una cincuentena de usuarios de los centros hospitalarios. Los resultados de la investigación se han publicado en el Journal of Crohn’s and Colitis. «Ahora, queremos hacer una N mucho mayor, de al menos 100 o 200 pacientes para poder confirmar los resultados obtenidos», afirma la investigadora.
Incidencia de la enfermedad
Según Serena, en el Hospital Joan XXII se diagnostican 25 nuevos casos de Crohn cada año. En el caso de España, se ha multiplicado por diez la incidencia de la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa -las enfermedades inflamatorias más conocidas-, en los últimos 25 años. Actualmente, se detectan unos 2.000 nuevos casos anualmente, lo que representa un incremento del 2,5% en este período de tiempo, según la Confederación ACCU. Estas enfermedades afectan sobre todo a los jóvenes -se empieza a diagnosticar entre los 15 y los 25 años-, pero también tienen afectaciones en los niños. Sin embargo, hay personas que presentan los primeros síntomas a los 50 o 60 años.
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