Al parecer, el rey emérito español no tenía buen gusto para las amigas especiales
Juan Carlos de Borbón ha tenido muchas amantes a lo largo de su vida, mujeres que ocupan una larga lista de nombres que poco a poco van filtrándose en la prensa. La última en confesar haberse dejado cautivar por sus encantos ha sido la fotoperiodista Queca Campilloque sacó a relucir esta aventura en una autobiografía en formato de audio que ha conseguido HBO.
Sobre esta relación extramatrimonial, la que dice que duró varios años, se ha sabido que Sofía era conocedora porque la propia Queca lo hizo evidente. ¿Cómo? Los tres coincidieron en un acto oficial, momento en el que la fotógrafa se sentó justo delante del matrimonio real. ¿Y qué hizo para que Sofía supiera que ella estaba manteniendo relaciones con su marido? Básicamente, abrirse de piernas durante unos segundos y deleitar al monarca con sus partes íntimas sin ropa interior.
¿Cómo era Queca Campillo? Fotoperiodista y amante de Juan Carlos de Borbón
Esta anécdota ya da alguna pista sobre el carácter de esa mujer, a la que Jorge Javier Vázquez conoció bien. Es él quien da más detalles sobre la personalidad de esta amante de Juan Carlos, a quien no deja demasiado bien en su columna de Lecturas: “Recuerdo que hablaba muy mal de Leticia, pero estoy convencido de que era porque al Borbón no le caía bien y ella hablaba en su boca”.
Esto por un lado, pero ¿cómo era esa amante del emérito español? “Queca era una mujer obsesionada por su físico hasta límites enfermizos, quizás porque no soportaba que Juan Carlos le hubiera cambiado por una mujer más joven y más rubia. Queca detestaba a la gente gorda y manifestaba su grasofobia con crueldad y sin miramientos. Queca era de derechas, clasista, muchas veces maleducada, machista y misógina. Era de esas que tildaban de p… una mujer así como así. Era sorda de un oído por culpa de un accidente, creo recordar, y esto generaba escenas muy divertidas”.
Ahora bien, no todo lo que dice sobre ella es malo: “Además, Queca Campillo era una mujer que tenía un lado tierno. Yo la veía muy sola y murió de cáncer. Cuando enfermó, se retiró a su Cáceres natal y no quiso ver a nadie”. Una mujer de carácter, al parecer, que no tenía pelos en la lengua ya la que no le daba vergüenza decir lo que pensaba aunque fuera políticamente incorrecto. Ella habría ido esparciendo el rumor sobre su aventura con Juan Carlos a varios compañeros de profesión, por lo que dicen, pero no fue hasta el final de su vida que habló abiertamente de ellos en estos periódicos que ahora han visto la luz.