Una periodista experimentó malestar el jueves por la mañana al descubrir que había sido objeto de un presunto ataque por parte de las agencias de inteligencia rusas al abrir la puerta de su residencia.
La fiscalía de París está investigando un posible caso de envenenamiento de la periodista rusa Marina Ovsiannikova, quien ha estado refugiada en Francia después de denunciar la propaganda del Kremlin sobre la guerra en Ucrania. La reportera experimentó malestar el jueves por la mañana al abrir la puerta de su apartamento y aseguró haber sido víctima de un ataque por parte de los servicios secretos rusos. Sin embargo, más tarde cambió su versión y atribuyó su malestar a una intoxicación alimentaria.
Marina Ovsiannikova, de 32 años, se hizo famosa en marzo de 2022 cuando interrumpió en directo un programa de noticias de la televisión estatal rusa con una pancarta que decía «No quiero hacer propaganda». Como consecuencia de su acto de rebeldía, Ovsiannikova fue despedida y acosada por las autoridades rusas, quienes incluso le retiraron su pasaporte y le impusieron una multa. Ante esta situación, la periodista decidió buscar asilo político en Francia y continuó su trabajo periodístico colaborando con medios independientes y opositores al Kremlin. En julio de 2022, participó en una protesta frente al Kremlin llevando una camiseta con la frase «Soy periodista, no terrorista», lo que resultó en una condena a ocho años de cárcel por parte de un tribunal ruso.
La fiscalía francesa ha decidido abrir una investigación para determinar si Ovsiannikova ha sido objeto de un intento de asesinato por parte de agentes rusos, siguiendo los casos previos de envenenamiento del exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido en 2018, así como el del líder opositor Alexéi Navalni en Siberia en 2020. Los investigadores franceses han tomado muestras en el domicilio de la periodista y han interrogado a varios testigos. Ovsiannikova afirmó haber visto a dos hombres con pasamontañas huyendo del lugar y acusó a los servicios secretos rusos de estar detrás del ataque. Sin embargo, posteriormente negó haber sido envenenada y atribuyó su malestar a una intoxicación alimentaria causada por unos mejillones que había consumido la noche anterior.
La organización Reporteros Sin Fronteras ha confirmado que Ovsiannikova se encuentra bajo supervisión médica y que su estado de salud ha mejorado. Christophe Deloire, secretario general de RSF, expresó su alivio por la recuperación de la reportera y pidió respeto por su intimidad, destacando su valentía al defender la libertad de prensa.
Hasta el momento, la embajada rusa en Francia no ha emitido ningún comentario sobre el caso, mientras que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha calificado las acusaciones de Ovsiannikova como «infundadas» y «provocadoras», negando cualquier implicación de Rusia en el supuesto envenenamiento y acusando a la periodista de buscar publicidad.
El caso de Marina Ovsiannikova ha generado una gran repercusión mediática y política en Francia, donde varios representantes han expresado su solidaridad con la periodista y han condenado las violaciones de los derechos humanos en Rusia. El presidente Emmanuel Macron incluso se ha comunicado personalmente con Ovsiannikova para ofrecerle su apoyo y ha exigido a Putin que respete la libertad de expresión y el derecho de asilo.