El primer cultivo de setas ecológicas de Cataluña llegará entre los meses de enero y febrero de 2023 a Organyano (Alt Urgell). En esta localidad se está impulsando un proyecto que prevé alcanzar, en un primer momento, una producción de unos 400 kilos de este tipo de seta al mes. Para hacerlo posible, se están construyendo cuatro invernaderos en una finca junto al pueblo y la idea es que, una vez estén a pleno rendimiento, contratar a una persona sorda firmante. De esta forma, se busca crear un entorno laboral inclusivo donde el colectivo pueda expresarse en lengua de signos. Por todo ello, piden aportaciones a particulares y empresas en el marco de la campaña de ‘matchfunding’ que se está llevando a cabo en las comarcas del Alt Pirineu y Aran.
La familia materna de la Jordina Sánchez Amat es de Organyà y ella, nacida en Barcelona, buscaba desde hacía tiempo trasladarse a vivir con la pareja y sus dos hijos. En los últimos diez años ha estado vinculada al ámbito de conocimiento de la lengua de signos, pero también tenía inquietudes por «probar en el sector primario». Ahora, ha querido unir todo en su nuevo proyectoSetas Peracha, donde cultivará setas ecológicas mediante paja, agua y también micelio, ya que sus filamentos conforman el hongo y de éstos sale la seta, su órgano reproductor. La idea es ir asumiendo cada vez «más partes del proceso», comenta.
Jordina explica que le gustan mucho las setas y que, a raíz de fijarse en la procedencia de quienes consumían, vio que hay una necesidad de aumentar su producción ecológica. De hecho, indica que no tiene constancia de que haya otra empresa que cultive setas ecológicas en Catalunya. En este sentido, detalla que se han decantado por este tipo de seta por su «versatilidad» tanto en la cocina como en el cultivo y añade que su intención es la de ir experimentando con varios sistemas de cultivo, tanto por lo que se refiere a recipientes como a reciclar otras materias orgánicas.
De los cuatro invernaderos en los que se llevará a cabo la plantación, uno de ellos estará destinado al proceso de incubación -donde el micelio colonizará todo el sustrato-, ya que en esta fase se necesita una temperatura más elevada. En el resto, lo que hay que controlar es la humedad, que debe situarse en torno a un 90%. Por lo que respecta al ciclo de cultivo, se calcula que se alarga durante aproximadamente uno más, aunque de cada inoculación pueden salir dos o tres floridas cada quince o veinte días, según explica Jordina.
El proyecto cuenta con un presupuesto de unos 70.000 euros, 60.000 de los cuales en infraestructuras. Para financiar esta parte, han recibido una subvención de los fondos Feader que les cubre hasta un 60% del coste de las instalaciones. El resto quiere cubrirse con la ayuda de la campaña de ‘matchfunding’. Este sistema de financiación colectiva, que promueve un retorno social para el territorio, implica que las administraciones públicas complementan, hasta 4.000 euros, el importe alcanzado mediante las aportaciones de particulares y empresas.