Presión en Macron por las pensiones: disturbios y dos mociones de censura
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, vive uno de los momentos más complicados de su segundo mandato después de que la semana pasada decidiera echar por el derecho y saltarse el parlamento para aprobar la polémica reforma de las pensiones. Las protestas callejeras y dos mociones de censura en la Asamblea Nacional contra el gobierno presionan al mandatario francés, que está decidido a mantener el cambio legislativo que quiere aumentar de 62 a 64 la edad mínima de jubilación.
Cientos de personas han sido detenidas en los últimos tres días después de que el anuncio de Macron de aprobar la reforma de las pensiones vía decreto presidencial encendiera a los sindicatos, que protestan de hace semanas contra la política económica del Eliseo. Las manifestaciones del fin de semana han sido especialmente violentas y los enfrentamientos con la policía francesa recuerdan a la revuelta de los chalecos amarillos del 2018 por el aumento de los precios de la gasolina.
El pasado viernes, tras conocerse la decisión de Macron, la oposición registró dos mociones de censura contra el gobierno que encabeza Elisabeth Borne. La primera ministra invocó el artículo 49.3 de la Constitución francesa para mantener viva la reforma de las pensiones y evitar que el Ejecutivo perdiera la votación en la Asamblea Nacional. Horas después una alianza entre el partido de centro Liot y el de extrema izquierda La Francia Insumisa permitió registrar la primera moción. La ultraderechista Agrupació Nacional registró una segunda poca después.
Las mociones de censura no prosperarán
Sin embargo, si no hay cambios de última hora ninguna de las dos mociones tiene opciones de prosperar. La coalición de partidos que apoya a Macron cuenta con 250 de los 577 diputados. Para ello, todas las formaciones contrarias al presidente francés deberían aliarse para conseguir los 287 votos a favor necesarios para obtener la mayoría necesaria para derrocar al gobierno de Borne. Y el partido Los Republicanos, que tiene 61, ya ha avisado de que no votará a favor pese a que algunos de sus diputados hayan amenazado con saltarse la disciplina de voto.
La ley francesa es bastante diferente a la de otros países como España. Si, sin embargo, hubiera sorpresa y la oposición ganara la moción de censura, el gobierno francés debería dimitir, pero el presidente francés no está obligado a disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones. Simplemente, debería nombrar a un nuevo gobierno, que técnicamente incluso podría ser el mismo que acaba de cesar.