Tener piel seca es habitual para muchas personas. Pero hay algunas que la tienen más seca de lo normal, con una excesiva deshidratación de la dermis. Son personas que sufren xerosis.
No es un problema cutáneo grave, pero sí molesto porque puede ocasionar daños importantes en la piel como sequedad y rigidez e incluso, en algunas ocasiones, «escamas» y picor. Estas molestias se ven agravadas por el calor propio de estas fechas. Y aunque esta patología puede afectar a cualquier persona independientemente de su edad, lo cierto es que la mayoría de los casos se dan en las personas mayores y en las mujeres.
Tipo de xerosis
La xerosis puede aparecer de dos formas: de manera fisiológica o patológica. En su manifestación fisiológica afecta, sobre todo, a la población mayor debido a que su piel es más fina y frágil, y va perdiendo la capa protectora de grasa.
Por otra parte, está la manifestación patológica, provocada por alguna enfermedad como la diabetes o el hipotiroidismo. Y como señala el doctor David Curto: «En el caso de la gente mayor, es imprescindible prestar atención a los síntomas. Aunque al principio este problema se manifiesta con la disminución de la hidratación de la piel, si no se atiende, puede desencadenar una dermatitis”.
«En primer lugar, se nota una gran sequedad que puede convertirse en escamas o asperezas y, en segundo lugar, es común sentir molestias como la tirantez o picor», advierte Curto.
En este sentido, las condiciones climáticas afectan directamente a la salud de la piel, tanto en invierno, con el descenso de las temperaturas y niveles de humedad, como con el calor de verano.
Cómo prevenir la deshidratación de la piel
Ante esta situación, los expertos de Sanitas han elaborado un listado con una serie de consejos para prevenir la aparición de la xerosis en los mayores durante esta época del año:
- Protección solar siempre. Es imprescindible proteger la piel de la radiación solar con cremas que tengan un factor de protección de más de 50. Lo indicado es renovar la crema solar cada hora, siempre que se esté expuesto al sol, para garantizar la máxima eficacia posible.
- Realizar una rutina de hidratación. Para una correcta hidratación corporal es esencial utilizar cremas hidratantes con alto contenido en lípidos. De esta forma se creará una barrera para sellar la piel, evitando así la evaporación y el acceso de sustancias nocivas del exterior.
- Reducir el tiempo de baño o ducha. Utilizar agua muy caliente, así como ducharse o bañarse durante demasiado tiempo, pueden agredir la piel y dañar su película protectora. Por eso los expertos recomiendan limitar la duración de la ducha a 5 minutos. Y, siempre que sea posible, utilizando agua tibia. A la hora de secar la piel, una buena opción puede ser hacerlo con una toalla a toques, sin frotar ni rasgar.
- Elegir el jabón adecuado. Es recomendable utilizar jabones sin detergentes y con un PH fisiológico cercano al de la piel, es decir, alrededor de 5,5. Esto contribuirá a minimizar el riesgo de irritación de la piel.
- Comer sano y beber agua. Hidratar también el interior es fundamental para mantener un equilibrio y la salud de la dermis. En este sentido, los alimentos como frutas y verduras aportan esta hidratación, así como cumplir con la recomendación importante de beber cerca de 1,5 litros de agua al día.
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