En las décadas de los 80 y 90, hubo un aumento en la popularidad de los salones recreativos en España, lo cual resultó en la creación de numerosas oportunidades laborales.
Durante las décadas de los 80 y 90, los salones recreativos se convirtieron en populares puntos de encuentro para los jóvenes y adultos en España. Estos establecimientos, llenos de máquinas arcade, billares y dianas, ofrecían un espacio de socialización y entretenimiento que ha quedado en el pasado. Aunque los videoclubs también formaban parte de esta cultura de ocio, han desaparecido en gran medida debido a la aparición de plataformas de streaming. Sin embargo, ¿qué ha pasado con los salones recreativos?
En su momento de auge, estos centros de ocio generaron una notable cantidad de empleos, no solo en los propios establecimientos, sino también en sectores relacionados como la distribución, la fabricación de máquinas y componentes, el desarrollo de videojuegos y los servicios colindantes. Aunque no existen datos oficiales sobre la cantidad exacta de puestos de trabajo generados, es evidente que los salones recreativos tuvieron un impacto significativo en la economía local y en industrias como la tecnología y los videojuegos.
Además de su impacto en el empleo, estos establecimientos también contribuyeron al desarrollo de zonas comerciales y núcleos urbanos. Atraían a una amplia demografía, principalmente jóvenes, que buscaban una experiencia social más presencial que la que ofrecían las redes sociales digitales de la época. Los salones recreativos se convirtieron en el punto de encuentro donde los jugadores de todas las edades podían disfrutar de la emoción de los videojuegos arcade.
La industria de los arcades estimuló el crecimiento de empresas nacionales dedicadas a la fabricación y distribución de máquinas recreativas, así como al desarrollo de software de videojuegos. Sin embargo, el declive de estos establecimientos comenzó con la llegada de la tecnología doméstica, como las consolas de videojuegos capaces de ofrecer experiencias similares a las de los arcades.
La velocidad con la que se propagaba internet y la aparición de juegos online en consolas y ordenadores, así como el surgimiento de los smartphones y la mensajería instantánea, fueron factores clave en la desaparición gradual de estos negocios en España y en todo el mundo. Aunque se intentó adaptar los salones recreativos incluyéndolos dentro de cibercafés, el auge de la tecnología del hogar hizo que estos establecimientos perdieran relevancia y demanda.
Incluso la industria del cine, representada por Disney, retrató el declive de los salones recreativos en las películas Rompe Ralph y Ralph rompe Internet. Estas películas contaban la historia de Ralph y la princesa Penélope y cómo los cambios tecnológicos, como el internet, afectaron a la industria de los salones recreativos.
A pesar de su desaparición, los salones recreativos dejaron una huella imborrable en la historia del entretenimiento. Durante las décadas de los 70 a los 90, estos lugares eran el punto de encuentro donde los jóvenes demostraban su habilidad en los juegos, competían en futbolín y ganaban el ansiado bote de duros. Fueron una parte importante de la cultura popular y una experiencia única para aquellos que vivieron esa época.