Un estudio ha concluido que una de cada tres personas que se infectó de cóvid-19 y no se había vacunado no tiene anticuerpos detectables un año después de la infección. La investigación la han coliderado el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Institut Germans Trias i Pujol (IGTP), con el apoyo de la Fundación Privada Daniel Bravo Andreu. El estudio prospectivo de seroprevalença subraya la necesidad de vacunarse a pesar de haberse infectado y confirma que la inmunidad híbrida (vacunación más infección) es mayor y más duradera. También apunta que el tipo de vacuna, la edad y la salud mental son factores asociados al nivel de anticuerpos. La investigación ha sido publicada en la revista ‘BMC Medicine’.
Hasta ahora la mayoría de estudios serológicos después de la vacunación se habían realizado en grupos específicos como personal sanitario y no distinguían entre personas con o sin infección previa, o no tenían datos clínicos inmunológicos sobre la infección.
En este estudio, el equipo investigador realizó una segunda medición en una cohorte poblacional de Cataluña, COVICAT-GCAT, seis meses después del inicio de la vacunación. La primera medición se realizó justo después del primer confinamiento. El objetivo era realizar un seguimiento del nivel y tipos de anticuerpos frente a cinco antígenos virales: la proteína Spike entera, el dominio de unión al receptor RBD, el fragmento S2, la proteína Nucleocápside (N) entera o el fragmento terminal de N. También utilizaron información obtenida de un cuestionario y de registros de salud para identificar factores que potencialmente determinan la magnitud y duración de la respuesta en personas no vacunadas, vacunadas o vacunadas e infectadas. Se incluyeron 1.076 personas entre 43 y 72 años.
Los resultados muestran que en el 36% de personas infectadas pero no vacunadas ya no se detecta anticuerpos un año después de la infección. Esto ocurre especialmente en personas mayores de 60 años y fumadoras.
En las personas con infección previa, la vacunación inducía a niveles de anticuerpos considerablemente mayores que en personas sin esa infección. Estos niveles están fuertemente asociados a la magnitud de respuesta durante la infección. La primera autora del estudio junto a Gemma Moncunill, Marianna Karachaliou, destaca la importancia de vacunar a las personas aunque se hayan infectado previamente y añade que los datos confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa, según la investigadora, que las personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un refuerzo antes que las que sí lo han pasado.
Por otra parte, los resultados apuntan a que el factor más fuertemente asociado al nivel de anticuerpos es el tipo de vacuna. La de Moderna fue la que más anticuerpos generó. Además, también parecen influir otros factores como ser mayor de 60 años o padecer enfermedad mental, grupos con menores niveles de anticuerpos después de la vacunación.
La investigadora de ISGlobal Carlota Dobaño ha afirmado que la asociación entre salud mental y respuesta de anticuerpos requiere mayor investigación, pero añade que se sabe que personas con desórdenes como depresión, estrés crónico o esquizofrenia tienen una menor respuesta a la vacunación en general .
Entre las personas vacunadas, sólo un 2,1% no presentaba anticuerpos en el momento del análisis y aproximadamente el 1% había tenido una infección post-vacunación. Los investigadores apuntan sin embargo que el estudio se hizo antes de que la variante ómicron se convirtiera en la dominante.
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